Por favor, no más alcaldes y diputados improvisados para 2021

Más claro…
Por Felipe Mendiola Parra

No es necesario tener una bola de cristal para imaginar que en febrero del próximo año, ya conoceremos los nombres de los precandidatos de los distintos partidos políticos para las elecciones de 2021.

Serán 212 alcaldías, 50 diputaciones locales y 20 diputaciones federales las que estarán en disputa en esas elecciones intermedias.

Entonces desde ahora es importante que los dirigentes de esos partidos políticos piensen en las mujeres y los hombres más idóneos, para que primero lleguen a ser los candidatos y después alcaldes y diputados.

Un país crece por las ideas y acciones de sus gobernantes, es por eso que vemos con envidia de la buena, a esos países que muestran sus amplias carreteras, majestuosos puentes y enormes edificios con todos los servicios públicos.

No es posible que en nuestro país sigamos padeciendo esas improvisaciones con ocurrencias, cuando tenemos todo para ser inmensamente ricos, porque la naturaleza así dotó a México que incluso, fue considerado como el cuerno de la abundancia.

En el estado de Veracruz hay hombres y mujeres con mucha capacidad intelectual, para llevarnos por el sendero del éxito y acabar con esa miseria que todavía padecen muchos pueblos que son engañados en cada campaña política.

Esos errores que cometen los alcaldes, esos desvíos de recursos que realizan que muchas veces quedan impunes, debiera compartirse esa responsabilidad con quien lo invitó, con esa persona que lo puso en esas boletas electorales, porque aunque no exista esa figura jurídica, es el aval de ese funcionario público y también debiera responder por esos daños.

No es posible ver a esos diputados que ni siquiera saben leer bien, a esos alcaldes que ven sus cargos con ambición desmedida y hasta llega amatar a quien le obstruye el camino y que finalmente sin el menor conocimiento dela administración pública aplican mal los recursos que son del pueblo.

Insisto, estamos a un año de conocer esas caritas ingenuas que parece que se sacan la lotería cuando los ungen, porque a partir de ese momento se sienten iluminados y hasta se olvidan de amigos y familiares. Es más, como el Gran Simón, hasta cambian la forma de caminar. Más claro ni el agua.

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