Parlamento, Veracruz. Hasta siempre, hermanito

Juan Javier Gómez Cazarín, diputado local, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Veracruz

Somos seis y sí, somos seis: Juan “Jona” y Conchita –los padres- y Nayo Caballo, Gamba Bel (yo), Gala y la Chiquis.

Así comenzamos nuestro viaje por esta vida los Gómez Cazarín: mis padres, oriundos de Hueyapan de Ocampo, se enamoraron de este hermoso pueblo, al que también nosotros, sus hijos, amamos con todo nuestro ser.

Aquí decidieron formar esta familia. El primero en ver la luz fue Bernardo –Nayo-. Nació en el barrio Boliche, en la sala de la casa mi abuelo, el Bernardo original por el que lleva su nombre, Bernardo Gómez Prieto, “El Boliche”, casado con mi abuela Teresa Martínez Freire. El segundo fui yo, nacido en el fogón de la casa de mis otros abuelos, Constantino Cazarín Ríos y Felicita Soto Santos, en el barrio del Rincón. Nayo y yo, fuimos los jarochos.

Mi papá decidió ir a terminar sus estudios de Contaduría al Instituto Esparta, en el corazón de La Merced, en la Ciudad de México. Estudiando y trabajando al mismo tiempo, ahí nació Alejandro, Gala, en la San Felipe, el primer chilango-jarocho de la familia. Después vino Luis Alberto “La Chiquis”, del mero Centro Histórico de la CDMX –por eso me encanta ir a Tepito- y de ahí nos fuimos a Naucalpan. En el molino empezaron nuestros primeros juegos de niños. En una ciudad que empezaba a crecer, todos comandados por el Nayo. Me recuerdo frente al televisor enorme Telefunken, viendo Cascarrabias, el rey Leonardo, la Pantera Rosa y los domingos viendo Chabelo y después Odisea Burbujas. Y cada 15 días ir a ver a nuestras Águilas del América al estadio Azteca.

Pero el destino y la vida nos hicieron regresar a nuestro Hueyapan de Ocampo. Llegamos a rentar una casita de madera en el Centro y luego una más cerca de los abuelos, hasta que mi abuelo Constantino nos dio una parte de su terreno y mi padre hizo, con ayuda de sus jugadores de futbol, la casa de lámina de cartón. La famosa casa de lámina de cartón. Nuestra mejor casa de todas. Donde se hizo nuestra familia, donde fuimos muy pobres, pero sumamente felices. Fue la mejor parte de mi vida, donde el media lengua de Alejandro dijo mi nombre por primera vez “Gamba Bel”. Mi hermanito lindo. Donde jugamos, jugamos y jugamos. ¡Qué felicidad! ¡Qué vida tan hermosa nos regalaron mis padres y mis cuatro abuelos! Las tardes escuchando en una consola desde Chico Che, hasta los Beatles. Una vida de sueños y de unión familiar.

Hicimos una dupla. El Nayo se encargaba de cuidar al Chiquis -muy tranquilo él, siempre- y yo me encargaba de cuidar al Gala -el desmadroso-. Y vaya que al Gala le gustaba la bronca. Recuerdo que en su tercer año, cuando Mario Patitas le pegó y él se defendió y lo mordió en la oreja, se fue a meter a mi salón para que lo defendiera -yo iba en quinto-. Le pegué una revolcada al Mario Patitas por haberse metido con mi hermanito. No sé donde ande ahorita Mario Patitas, pero sí sé que por Calería anda el Chanona, que también a cada rato me lo noqueaba por defender a mi Gala. –Saludos, Chanona-.

Mi hermanito siempre fue un chamaco inquieto. Siempre conseguía lo que quería. Un día lo llevamos a un concierto de El Tri cerca del Metro Balderas. Y de ahí se le ocurrió que tenía que tener su banda de Rock and roll. Y hasta suerte tenía, porque por esos días mi papá, Juan Jona, se sacó una lanita en los Pronósticos Deportivos y le regaló su primera guitarra, verde fosforescente. Y después, a mí, de mis ahorros, me fregó su batería color azul. Al Nayo le pidió lo del audio. Así hizo su grupo de rock, “La Cuarta”. Conste que eso fue hace como 25 años, lo de La Cuarta no tenía que ver con la política. O fue premonición, no sé. Por cierto, Gala no sabía tocar la guitarra, pero dijo: “yo vine a la vida a ser feliz; y de que aprendo, aprendo”. Y aprendió.

Después le entró el amor por la defensa de las causas del pueblo. Se formó como político y se fue rodeando de un grupo de gente cada vez mayor. Fue parte fundamental del nacimiento de Morena en Campeche, en especial en Ciudad del Carmen. Mi padre y nosotros hicimos muchas campañas con él para apoyarlo, hasta que por fin ganó. Hoy todos estamos orgullosos de Gala porque si en Campeche gobierna Morena, lo puedo asegurar, que es por mi hermano. Testigos hay miles, que son hoy los que están aquí en su último recorrido.

Hoy mi hermano Galita le toca ir arriba. Pero no me deja. Vive en nuestros corazones. Siempre va a estar conmigo. Estoy más que seguro, porque la gente que amamos nunca se va.

Hermano: gracias por enseñarme tanto. Porque si estoy en la política es por tu insistencia de que me metiera en esto. Gracias porque hasta lo último peleaste y nunca te diste por vencido. Gracias, porque cuando te ibas, dejaste una sonrisa, diciendo, “me voy feliz, porque viví feliz”. Gracias, hermano. Te amo tanto que nunca te vas a ir. Estás instalado en mi corazón y cuando llegue el momento que te alcance, te volveré a defender y nos iremos a una tocada de El Tri, aunque no sea mi grupo preferido.

Gracias, hermano, por tanto.

Pd.- Muchas gracias por todos sus mensajes de cariño y amor que han tenido conmigo y con mi familia por la partida de mi Gala. Lo apreciamos de corazón y les agradecemos desde el fondo de nuestras almas.

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