Nadie sabrá nunca (Análisis Cinematográfico)
Cuadro por cuadro Israel Pérez Rivera
Xalapa, Ver., Nadie sabrá nunca es la ópera prima del director Jesús Torres Torres, producción que fue estrenada en 2018 y muestra el machismo en México desde una narrativa que contiene un estilo dramático con tintes de western y cine de la época de oro.
El papel protagonista recae en la actriz Adriana Paz, quien ha ganado tres veces el Premio Ariel por sus interpretaciones en las películas como La tirisia (2015), Hilda (2016) y La caridad (2017).
En este filme encarna a Lucía una mujer que vive en un pequeño poblado con su esposo e hijo de ocho años, Braulio, teniendo varios momentos de escape con las radionovelas que sirven como una distracción para la realidad dura que los rodea provocada por la pobreza, machismo y el conformismo.
El guion escrito por el cineasta muestra como Rigoberto interpretado por Jorge A. Jiménez quien es conocido por su papel como Luis Donaldo Colosio en la producción original de Netflix, Historia de un crimen: Colosio. Sin embargo, en Nadie sabrá nunca trata a Lucía como un objeto más de su casa con las responsabilidades de mantener limpio su hogar y desahogar sus ganas carnales.
Bajo este contexto la protagonista se imagina una vida libre con su fantasía romántica que nace en las radionovelas donde sueña que un vaquero al estilo del cine de oro en México, le demuestra el cariño que no ha recibido por su pareja, además esto alimenta su sueño de salir de su localidad en busca de una mejor calidad de vida.
Acertadamente la fotografía de Alejandro Cantú marca las escenas de la fantasía en negro y blanco para diferenciar las dos narrativas. Si bien este filme no es un drama del todo muestra el comportamiento errante masculino, aunado a la conducta sumisa de las madres que transmiten una educación desigual entre hombres y mujeres, un ejemplo está en la pequeña hija de Lucía que simplemente está ahí por estar pasa desapercibida durante la hora y 38 minutos que dura el largometraje.
La cinta basa su trama en los años 70, por lo cual se observa como las personas creen que la sociedad mexicana prospera gracias a las estrategias políticas del sexenio de José López Portillo, llenas de esperanzas dirigidas a un pueblo que necesita de bondades para no desmoronarse.
A pesar de todo lo anterior, el filme no es del todo optimista aunque presente a una soñadora como Lucía el mensaje va dirigido a las mujeres que están alejadas de las grandes urbes, poblaciones rurales que tienen arraigadas las antiguas costumbres que generación tras generación siguen aceptando su papel sumiso ante los hombres. El tercer acto representa la dificultad para salir de un círculo vicioso hecho por hombres y mujeres que siguen realizando mediante el conformismo, la negación de situaciones de violencia psicología y doméstica.
El largometraje de Jesús Torres Torres y la distribuidora Corazón Films tiene como eje principal la pregunta ¿Por qué hay mujeres que aceptan todo sin decir nada?, bajo este cuestionamiento el cineasta desarrolla una película reflexiva que sigue representado una problemática vigente en el mundo entero.