La secre de Brozo

Columna Sin Nombre por Pablo Jair Ortega
@pablojair

Xalapa, Ver., A Brozo se le recuerda como un personaje entrañable del programa cómico para adultos llamado “La Pirinola”, donde el actor Víctor Trujillo (quien lo encarna) hacía dueto con el también actor y dramaturgo Ausencio Cruz, quien creara al famoso “¡Lástima, Margarito!”.

Otros personajes para recordar de esa época: la Beba Galván, Beto Mayatote, entre otros, también interpretados por Víctor Trujillo, quien también es un reconocido actor de doblaje: es la voz de Leon-O, de los Thundercats; y de Sulley, en Monsters Inc.

Brozo en ese entonces sólo contaba cuentos clásicos, pero deformados, corregidos y aumentados. Su frase al principio era “¿Quieren que les cuente un cuento?”, los del foro le decían que “no” a gritos, y él de todas maneras decía “Pues se amuelan” y soltaba su narración chusca que remataba con “Si tienen tele, ahí se ven”.

Hay uno que otro video en YouTube donde se puede ver a Brozo en sus inicios, en lo que era Imevisión, antes de convertirse en TvAzteca. Una secuencia entrañable fue cuando se encontró con su “primo” Bozo, uno de los payasos de televisión más icónicos del siglo pasado.

La dupla de Víctor Trujillo y Ausencio Cruz era sencillamente genial por la creatividad de los temas, la crítica social que manejaban en tiempos de la censura absoluta del todopoderoso PRI y los personajes creados para tal fin.

Pero Brozo maduró y se diversificó más allá de los cuentos y la comedia. Se convirtió en analista político, entrevistador y presentador de noticias (en lo personal, creo que es uno de los mejores editorialistas). Al paso del tiempo, en sus programas comenzó a meter mujeres hermosas en bikini o trajes despampanantes como parte del atractivo visual –así se decía en esos tiempos de la tele, mucho antes del internet– donde se dieron a conocer famosas modelos como “La Nacha Plus”, Isabel Madow (masitaaaaaa), Afrodita y La Reata.

Un Brozo más informado anduvo entre la radio y la tele con un noticiero chacotero llamado “El Mañanero” (de los pioneros en ese nuevo estilo de informar), que fue convirtiendo al payaso tenebroso –no a Víctor Trujillo– en líder de opinión, al grado de que era incluido en los promos de Noticieros Televisa, donde llegó a su cúspide en la televisión abierta.

En “El Mañanero” se dieron exclusivas de alto nivel periodístico como el video de las ligas de René Bejarano; se hicieron entrevistas icónicas como cuando entrevistó en alemán a miembros de Rammstein (el idioma lo domina perfectamente Víctor Trujillo) o se soltó esa joya periodística del senador perredista Jesús Ortega diciendo que los rifles de alta precisión de contrincantes políticos apuntaban al prepucio de López Obrador, entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Una emisión que le llegó a mucha gente fue cuando por primera vez se vio a Brozo desaparecer de la pantalla, en vivo, y convertirse en Víctor Trujillo, para despedir el programa luego de que semanas antes falleciera Carolina Padilla, productora y esposa del comediante.

Víctor Trujillo, por su parte, llegó a tener un programa informativo de análisis llamado “El Cristal Donde Se Mira”, que tuvo relativo éxito pero no tenía la misma chispa que su personaje más conocido.

El tema viene a colación porque ahora Víctor-Brozo es acusado también de fomentar el machismo, la misoginia y la cosificación de la mujer en la televisión con sus bellas y exuberantes acompañantes. El asunto ha crecido especialmente desde las protestas del 8M, cuando se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, y ha generado una guerra virtual entre simpatizantes y detractores del presidente Andrés Manuel López Obrador, especialmente en redes sociales.

Los señalamientos han crecido por ese discurso incendiario que traen tanto los críticos como los fanáticos de AMLO, y ha sido el mismo presidente el que también ha atizado el fuego al señalar a quienes hoy lo señalan, entre ellos Carlos Loret de Mola y Brozo, quienes han formado una dupla cómica/periodística de mucho éxito.

Sin duda para hablar de feminismo hay que tener autoridad moral para ello, y en algún momento –si no me falla la memoria– el payaso Brozo admitió que era misógino; y por algo le recuerdan sus escenas con las modelos antes mencionadas.

Víctor Trujillo se defiende diciendo que él es actor, lo cual es verdad, pero a estas alturas se oye como alguien que se excusa detrás de un personaje para no admitir lo que dice, critica, señala o insulta. Así cualquiera podría ponerse un maquillaje, crear un personaje y decir que ese alter-ego es quien en realidad habla por uno.

Hoy le toca a Brozo pagar lo que eran los viejos tiempos del periodismo, del espectáculo, del entretenimiento, mucho antes de que hubiesen discursos contundentes sobre el feminismo y el empoderamiento de la mujer (aunque en los hechos era su esposa la jefa de sus producciones).

Si bien antes había una manera más formal de comunicar, informar, a través de pocos canales, hoy la gran cantidad de medios digitales, redes y canales de internet ya han ganado muchísimo terreno y eso ha también ha influido en que se cambie la manera en que las mujeres deben presentarse en los medios; que ya no es la chica buenota del clima o el atractivo visual en el entendido que el sexo y el morbo venden (táctica que todavía persiste).

Brozo ya no usa edecanes, pero tampoco puede desligarse de una historia que, aunque arcaica, rudimentaria y primitiva para las nuevas generaciones, era una forma de vender que explotó mucho, más allá de que era un simple payasito de la tele.

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