Columna sin nombre

Pablo Jair Ortega

Quizás al presidente nacional del PRI lo están mal asesorando, pero van al menos dos errores garrafales en su manera de actuar como dirigente del otrora poderoso partido/sistema que por más de 80 años gobernó a este país.

Y es que Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, seguramente se sacó la rifa del tigre cuando le dijeron que iba como presidente del PRI, pero no se esperaba quizás una situación tan adversa: un partido sumido en deudas, disminuido, y sin una solución para contrarrestar la mala imagen que se le ha cargado.

De entrada, el haber hecho alianza con el PAN y el PRD solamente comprobó que más que apostarle a un cambio, estaba apostándole a la mera sobrevivencia, al “me agarro de donde sea para no caerme” y con eso puso en entredicho a un de por si ya vapuleado PRI.

Esto también causó problemas para quienes las bases priístas de hueso colorada: “¿Qué clase de decisión tan cupular? ¿hacer alianza con los que hace algunos años nos mentaron la madre?”… Claro que esa decisión le costó simpatizantes.

Pero no fue sólo la decisión (malísima) de hacer una alianza por mera sobrevivencia: no hace mucho, “Alito” cuestionó al hijo del martir priísta Luis Donaldo Colosio Murrieta, llamado Luis Donaldo Colosio Riojas, actualmente alcalde de Monterrey por el partido Movimiento Ciudadano. La crítica fue en el sentido de que era un desconocido y que casi-casi su carrera política la debía al PRI, como si “Colosio” fuese una marca exclusiva y registrada del Revolucionario Institucional.

Este grave error de “Alito” fue hasta criticado por priístas distinguidos como la exgobernadora de Yucatán, Dulce María Sauri Riancho, quien censuró el comentario de su presidente recordándole que el hijo del mártir no tenía porque ser priísta y era muy respetable su decisión.

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