Arrancadero

Carpe Diem por Manolo Victorio

Xalapa, Ver., Los candidatos y candidatas que buscan un escaño en la legislatura federal, en los 20 distritos en los que se disecciona la geopolítica veracruzana, ya gastaron un mes en campañas pérdidas en la nada.

Quienes buscan que los elijamos para ser próceres de nuestra patria chica en San Lázaro, en la conformación de la LXV Legislatura federal, han gastado su pólvora en infiernitos, en discursos desgastados que se fincan en la añeja filosofía del llamado de perseguir al ladrón de enfrente que sale huyendo ante el alboroto, mientras el acusador flamígero se guarda la cartera hurtada al parroquiano.

Las campañas proselitistas, escondidas en redes sociales, plataformas cibernéticas cargadas con obtusas e inútiles campañas negras, no han permeado entre la población, entre los potenciales electores.

El Instituto Nacional Electoral ha gastado 9.9 millones de impactos propagandísticos en los espacios de radio y televisión, hasta este 4 de mayo, ponderando esta fiesta democrática y lo único que ha conseguido es una retahíla de mentadas de madre a partidos, coaliciones y postulantes a un puesto de elección popular, verbi gracia lo sucedido con Alfredo Adame, candidato de Redes Sociales Progresistas a una diputación por Tlalpan, CDMX, quien de la intentona de “chingarse” 25 millones de pesos de la prerrogativa, se enfrasca en insultos con los ciudadanos, hartos de la farandulización de la política.

La política partidista está sumida en el mayor descrédito popular. El ciudadano ve con recelo, desconfianza y hasta coraje los espectaculares y los pequeños ejércitos de jóvenes uniformados vitoreando a un candidato, a una candidata en los cruceros con la única motivación de sacar lana para la papa cotidiana.

Ser candidato, candidata de partidos y/o coalición es sinónimo de ambición personal por insertarse en el erario, movido por la sentencia cuasi bíblica de César Garizurieta, alias “El Tlacuache”, quien acuñó durante el sexenio de su amigo de la infancia, el veracruzano Miguel Alemán Valdés, la frase que se convirtió en dogma de fe para la burocracia en la época dorada del priismo y también de la alternancia panista y de los gobiernos perredistas: “vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”.

Ese es el fin. Vivir del presupuesto público. Bajo esa premisa, se usan medios lícitos e ilícitos para desbarrancar al adversario, tachándolo de narco, huachicolero, tratante de personas, teibolera, amante del poderoso en turno y una larga lista de adjetivos que son ventilados ante el hartazgo del ciudadano que sabe o intuye que es tan corrupto el naranja como el magenta, el tricolor como el azul.

Todos son una ralea parasitaria que se visten por 60 días de corderos, dándoles el dulce de un discurso de transparencia y honestidad a los electores en los 19.8 millones de spots de radio y televisión que debemos chutarnos hasta el jueves 2 de junio, fecha en la que cesa este estercolero que confunde al elector potencial, quien después de tanto choro vacío, votará, sí es que tiene voluntad o lo acarrean, por el candidato o candidata menos mala, menos peor.

Ya se venció el primer tiempo de estas campañas, cada día, en las campañas a las diputaciones federales, se transmitieron 330 mil anuncios que tienen una duración de 30 segundos, en los tiempos del Estado, entre las 6:00 y 00:00 por los próximos 30 días, a través de 2 mil 60 radiodifusoras y 1 mil 371 canales de televisión se emitirá la misma cantidad, hasta el jueves 02 de junio.

Por hora, se emitirán 18 mil 333 promocionales políticos y 305 spots por minuto. En total, se disputan 21,000 cargos de elección popular en el país, mil 104 en el estado de Veracruz, repartidos entre 212 presidencias municipales, 212 sindicaturas, 640 regidurías y 50 escaños en el Congreso local.

En este escenario del no hay cama pa’tanta gente, habrá que armarse de paciencia, practicar la tolerancia porque a partir de este martes 04 de mayo, se empalmaron las campañas locales en un pandemónium llamado democracia.

Según registros del OPLE, hubo más de 27 mil postulantes a estas posiciones que renovarán 212 presidencias municipales, 212 sindicaturas, 640 regidurías y 50 escaños en el Congreso Local.

Una feria de aspirantes, candidatos y candidatas que buscarán a ras de tierra el voto popular en estos 30 días de campaña, en una elección histórica, atípica e indescifrable.

Faltan 31 días para el proceso electoral más concurrido de candidatos y candidatas, ante un escenario desfavorable por el boquete económico y sanitario que nos ha dejado esta pandemia de Covid 19, que ha venido a desnudarnos como sociedad, reforzando el rechazo cada día más latente a partidos y coaliciones, vistas por Juan Pueblo como una horda de corruptos que sólo quieren medrar con el poder.

Que las campañas no estén pasadas por el odio, la división y la diatriba.

Que los recorridos proselitistas y debates se centren en ideas y propuestas para alcanzar el bien común.

Las malas noticias ya están dichas en la realidad cotidiana por los veracruzanos que salimos cada día a rajarnos el lomo para llevar el volován a casa.

Que candidatos y candidatas estén a la altura de este momento histórico, que respeten nuestra mentalidad, que no se nos trate como enanos mentales.

Que no haya muertos ni heridos por defender un ideal.

Que el Veracruz bronco no despierte.
… del mismo costal.

El asunto de la denostada, exhibida y empapelada candidatura de Miguel Ángel Yunes Linares, quien en cinismo práctico busca suceder a su hermano Fernando en la presidencia municipal de Veracruz, podría resumirse en un episodio de la picaresca veracruzana.

Desde el poder le sacaron supuestos domicilios falsos, que tiene más casas que refugios tenía el comandante Fidel Castro, que se fue a vivir a Francia más de un año, que hizo trampa en la elección interna y un largo etcétera que sólo sirvió para ridiculizar a sus enemigos que le armaron el garlito.

Esta densa columna de humo, solo evidenció la incapacidad o el miedo de los actuales depositarios del poder para apartarlo del camino.

Al final todo se diluyó en la nada.

Todo quedó como el cuento del perro de rancho que olisquea cuando en el camino real se acerca un carro, lo persigue kilómetros ruta abajo con ladridos destemplados, agresivos y territoriales y cuando el automotor se detiene, sólo acierta a orinarle una llanta.

Así la historia de la joya de la corona morenista, el Puerto de Veracruz.

Cuidado. A la vuelta de los años a quien trataron de ahogar con campañas mediáticas los va a meter a la cárcel.

El constructor Ricardo Exsome Zapata inició este martes el periplo más importante de su vida en pos de la presidencia municipal de Veracruz, jamás en manos de Morena en su corta vida política.

Al diputado federal con licencia parecen apadrinarlo dos personajes de primera línea de la nomenclatura de la 4T, Alfonso Romo, quien aun deambula por pasillos de Palacio Nacional y Santiago Nieto Castillo, el sabueso de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda.

Fuera de estas cartas lacradas desde el altiplano, Exsome Zapata se la jugará solo en el ombligo yunista.

La moneda ya se lanzó al aire.

Si gana la contienda, irá como “painani” con el pescado de Moctezuma, atravesando valles, montañas y ríos hasta llegar a Palacio Nacional con la bandeja llena con el triunfo en el tetra heroico Puerto de Veracruz.

Se insertará en automático para la fiesta grande del 2024, provocando escozor en los de casa.

Vaya empresa.

Por lo pronto habría que recomendarle que alce la voz, que se muestre decidido, convincente, ganador.

Para ser hay que parecer.
mvvictorio33@hotmail.com
@ManoloVictorio

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