A tiempo están recuperando el acuario de Veracruz

Más claro…
Por Felipe Mendiola Parra

“No he conocido un rico que no quiera ser más rico”, fue una de las frases que escuché cuando el PRI postuló para alcalde a un conocido empresario que, en su campaña filtró la idea de que él no robaría porque ya era rico, pero por supuesto que no fue nada distinto.

El acuario de Veracruz ha estado en manos de acaudalados empresarios desde que se inauguró en 1992 y no lo han soltado, tal vez por la complacencia de los gobiernos anteriores, pero mucho se dijo que lo habían tomado como un negocio particular y efectivamente, no rendían cuentas a nadie.

Se estima que los visitantes que ahí llegan son al menos un millón de turistas al año con una derrama económica por la entrada y por lo que puedan comprar en los locales que ahí se encuentran instalados.

Es tan grande esa soberbia que se negaron a dar respuesta a la inspección que el año pasado les realizó la Procuraduría de Protección al Medio Ambiente que en Veracruz encabeza Sergio Rodríguez Cortés.

Es más, solicitaron un amparo para no ser molestado y para que no fueran a cambiar al presidente del fideicomiso, pero esa solicitud no prosperó y dejó intacto el procedimiento administrativo, según lo explicó el propio procurador del medio ambiente.

Por supuesto que no quisieran entregar esas instalaciones pero los tiempos cambiaron, y ahora seguramente tendrán que rendir cuentas de cómo se administraron esos recursos que supuestamente son para el mantenimiento y crecimiento de ese edificio, que es un verdadero atractivo para propios y visitantes.

Tal vez porque no existe un presupuesto oficial para el acuario. nadie se preocupaba por investigar a fondo la forma como venía funcionando y como se manejaban esos dineros que fluían diariamente.

Fueron 30 años los que disfrutaron los que estuvieron al frente de esas instalaciones sin que nadie volteara a verlos y distantes de la política se mantenían con bajo perfil pero ellos sabían que así era preferible, hasta que se les está llamando para que ofrezcan todos los detalles de lo que realmente sucedió ahí y quienes fueron los beneficiados.

Habría sido muy fácil si sencillamente se hubieran ajustado a los procedimientos administrativos que deben cumplir esos fideicomisos y no mostrar rebeldía, desacato y soberbia porque con eso se les complicó la situación.

Ahora todos los reflectores están sobre el hermoso acuario y se tendrá que saber en que acabará este conflicto y como se va a mejorar para continuar siendo el atractivo turístico que todos deseamos y tendrá que ser a la brevedad. Más claro ni el agua.

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